2 000 000 a. J.C.

Útiles de piedra

A veces consideramos al ser humano como un animal que se sirve de útiles. Sin embargo, el uso de herramientas no es privativo de los seres humanos. Por ejemplo, las nutrias marinas acostumbran machacar los moluscos con una piedra que, con esta finalidad, transportan sobre su abdomen cuando flotan boca arriba. La lista de ejemplos que podríamos dar sería larguísima.

Si cambiamos la afirmación que encabeza estas líneas, sustituyendo el concepto de animal que se sirve de útiles por el de animal que construye útiles, habremos mejorado la definición, pero ésta no será del todo exacta. Se ha visto a los chimpancés arrancar las hojas de las ramas pequeñas y luego utilizar éstas a fin de capturar termes, que para ellos constituyen un bocado exquisito.

Sin duda, los australopitecinos podían hacer todo cuanto pueden hacer los chimpancés. Aunque no tenemos pruebas de ello, nos cabe la casi absoluta seguridad de que utilizaban ramas de árboles y huesos largos como armas contundentes. No menos segura es su capacidad para arrojar piedras o utilizarlas de la misma manera que las nutrias marinas.

Los australopitecinos pudieron vivir sobre la Tierra por espacio de tres millones de años, y no se extinguirían por completo hasta una fecha tan tardía como 1 000 000 a. J.C. En el tercio final de su existencia, sin embargo, ya no eran los únicos homínidos. En efecto, algunos de ellos habían evolucionado hasta el punto de convertirse en lo bastante humanos como para clasificarlos en el mismo género al que pertenecemos nosotros.